Antes de 1930 las personas creían en una
solución personal a la inutilidad, más allá de lo que hiciera a favor de ellos
el gobierno, la idea era que el esfuerzo en su educación y sus habilidades
personales los harían imprescindibles basados en ese factor formativo que los
alemanes llaman la Bildung de una persona, la creación de sí mismo.
Hoy, pasado el corazón del siglo XX, se
vuelve a pensar así, pero con un contexto diferente al del siglo XIX, ya que
muchos de los educados y formados en su propio esfuerzo, los llamados hábiles,
ven que sus empleos se desplazan hacia otros países con salarios más bajos, en
un mundo que comienza a requerir periódicamente nuevas habilidades.
Actualmente la educación forma a enorme
cantidad de gente que no podrá desarrollar sus habilidades en un empleo. Esta
nueva sociedad de habilidades parece requerir menos personas que las que se
encuentran formadas, y centra sus requerimientos en las altas finanzas, la
tecnología y los servicios sofisticados Una solución a la que llega el sistema la
expresa Theodore Keel quien dice que la respuesta a la pérdida de empleos es
remunerar tareas hasta ahora no remuneradas, como cuidado de niños o servicio
comunitario.
En este contexto la cultura del siglo XXI
hace que los jóvenes, criados en un ambiente de cambio y flexibilidad,
prefieran salir sin mayores problemas de los trabajos que no les gustan, sin
resistir. Pero mientras que los trabajadores jóvenes cuando están descontentos
se van, los trabajadores mayores, aquellos habituados al viejo empleo estable y
seguro, se comportan críticamente ante el disgusto y prefieren levantar su voz
y resistir.
El Fantasma de la Inutilidad que
amenaza a cada persona se transforma al interior de las sociedades en odio a
los extranjeros por ejemplo, que por su condición se los observa más adaptables
a la situación de precariedad. El problema del Fantasma de la
Inutilidad es que crea dependencia y necesidad de ayuda, y en este punto
desafía al Estado de Bienestar el siglo XX, y pone sobre la mesa el análisis de
qué tipo de asistencia debe proveerse al caído en la inutilidad, esencialmente
el marginado
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