En Modernidad Líquida, Zygmunt Bauman explora cuáles
son los atributos de la sociedad capitalista que han permanecido en el tiempo y
cuáles las características que han cambiado. El autor busca remarcar los trazos
que eran levemente visibles en las etapas tempranas de la acumulación pero que se
vuelven centrales en la fase tardía de la modernidad. Una de esas
características es el individualismo que marca nuestras relaciones y las torna
precarias, transitorias y volátiles. La modernidad líquida es una figura del
cambio y de la transitoriedad: “los sólidos conservan su forma y persisten en
el tiempo: duran, mientras que los líquidos son informes y se transforman
constantemente: fluyen. Como la desregulación, la flexibilización o la
liberalización de los mercados”.
Bauman no ofrece teorías o sistemas definitivos, se limita a
describir nuestras contradicciones, las tensiones no sólo sociales sino también
existenciales que se generan cuando los humanos nos relacionamos.
Lo “líquido” de la modernidad – a la concepción de Baumam -
se refiere a la conclusión de una etapa de “incrustación” de los individuos en
estructuras “sólidas”, como el régimen de producción industrial o las
instituciones democráticas, que tenían una fuerte raigambre territorial. Ahora,
“el secreto del éxito reside (…) en evitar convertir en habitual todo asiento
particular”. La apropiación del territorio ha pasado de ser un recurso a ser un
lastre, debido a sus efectos adversos sobre los dominadores: su inmovilización,
al ligarlos a las inacabables y engorrosas responsabilidades que
inevitablemente entraña la administración de un territorio.
Nuestras ciudades, afirma Bauman, son metrópolis del miedo,
lo cual no deja de ser una paradoja, dado que los núcleos urbanos se
construyeron rodeados de murallas y fosos para protegerse de los peligros que
venían del exterior. Nos hemos
convertidos en ciudadanos “adictos a la seguridad pero siempre inseguros de
ella”8, lo aceptamos como si fuera lógico, o al menos inevitable, hasta tal
punto que, en opinión de Zygmunt Bauman, contribuimos a “normalizar el estado
de emergencia”.
El miedo es más temible cuando es difuso, disperso, poco
claro; cuando flota libre, sin vínculos, sin anclas, sin hogar ni causa
nítidos; cuando nos ronda sin ton ni son; cuando la amenaza que deberíamos
temer puede ser entrevista en todas partes, pero resulta imposible situarla en
un lugar concreto. "Miedo" es el nombre que damos a nuestra
incertidumbre: a nuestra ignorancia con respecto a la amenaza y a lo que no se
puede hacer para detenerla o para combatirla.
Los temores son muchos y variados, reales e imaginarios… un
ataque terrorista, las plagas, la violencia, el desempleo, terremotos, el
hambre, enfermedades, accidentes, el otro… Gentes de muy diferentes clases
sociales, sexo y edades, se sienten atrapados por sus miedos, personales,
individuales e intransferibles, pero también existen otros globales que nos
afectan a todos, como el miedo al miedo…
Los miedos nos golpean uno a uno en una sucesión constante
aunque azarosa, ellos desafían nuestros esfuerzos (si es que en realidad
hacemos esos esfuerzos) de engarzarlos y seguirles la pista hasta encontrar sus
raíces comunes, que es en realidad la única manera de combatirlos cuando se
vuelven irracionales. El miedo ha hecho que el humor del planeta haya cambiado
de manera casi subterránea.
Awante weber putos
ResponderBorrarcual es la diferencia entre capitalismo pesado y capitalismo liviano
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